1. Día a día, página a página
Olvida la idea de que alguna vez vas a terminar. Aparta de tu mente las cuatrocientas páginas y escribe sólo una página al día, eso ayuda. Luego, cuando logres terminar, siempre te sorprendes.
2. El primer borrador de un tirón
Escribe con la mayor libertad y rapidez posibles y arroja todo al papel. Nunca corrijas o reescribas hasta que todo esté escrito. Reescribir en esa etapa suele servir como excusa para no continuar. También interfiere en el ritmo y el flujo, que sólo puede surgir de una especie de asociación incosciente con el material.
3. No escribas al gran público
Olvídate de un público general. En primer lugar, el público sin nombre ni cara te darán un miedo de muerte y, en segundo lugar, a diferencia del teatro, no existe ese público. En la escritura, el público es un solo lector. He descubierto que a veces ayuda elegir a una persona (una persona real que conozcas o una persona imaginaria) y escribirle a ella.
4. No te atasques con una escena en particular
Si lo das todo en una escena o una sección y todavía crees que debería estar mejor, pásalo y continúa escribiendo. Cuando hayas terminado con la obra completa podrás volver a ese punto y encontrar que la razón por la que te dio problemas era que esa escena no pertenecía a ese lugar.
5. No te encariñes con una escena
Ten cuidado cuando una escena te importa demasiado, cuando te importa más que el resto. Por lo general, resultará que no encaja.
6. Comprueba tus diálogos
Si vas a usar diálogos, pronuncia en voz alta cuando lo escribas. Solo entonces adquirirá un sonido realista.
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